Uno de los grandes errores de nuestra sociedad es considerar la contratación de un arquitecto como un costo adicional al proyecto, cuando en realidad debería ser vista como una inversión a largo plazo.
Muchas veces para evitar los honorarios de un arquitecto, optan por contratar a un maestro de obras, sin saber que ésta decisión podría resultar más cara de lo previsto, las consecuencias de malos diseños repercuten en gastos imprevistos, y tiempos extra en la ejecución de la obra.
Construir una casa o un edificio de cualquier género tiene su complejidad. Lo que no se sabe es que el arquitecto como creador de espacios habitables, desempeña un papel multifuncional a lo largo del desarrollo y edificación de un proyecto. Los beneficios de contar con un profesional son garantía de calidad y profesionalidad óptima. Si bien, es cierto que lo barato sale caro, vale la pena pagar por los honorarios de un arquitecto.
El arquitecto es un técnico con formación y experiencia para diseñar, coordinar y gestionar proyectos de edificación. El arquitecto ha sido formado para cubrir las distintas áreas implicadas en el proceso de diseño y construcción de edificios destinados al hábitat y la realización de actividades humanas.
Un proyecto bien concebido puede ser construido de forma eficiente y económica, evitando al mínimo todo imprevisto. La habilidad del arquitecto interviene para satisfacer las necesidades del cliente y contribuye a mejorar la calidad de vida de los usuarios en su entorno. El arquitecto, sabe cómo optimizar el espacio disponible, considerando el cuidado ambiental, garantizando la calidad de vida y logrando un óptimo valor con los mínimos recursos.
Antes de presentar una propuesta, el arquitecto explora todas las alternativas que se adaptan a las necesidades y presupuesto de cada cliente, por lo tanto, evalúa la viabilidad económica y funcional de su proyecto. El arquitecto dispone de las herramientas necesarias para evaluar de forma gráfica y económica las opciones estudiadas. Adapta cada elemento al gusto del cliente y aprovecha al máximo el espacio. La ventaja de los resultados siempre serán la originalidad, exclusividad y personalización del diseño.
El cliente es la pieza clave del proyecto, el papel del arquitecto consiste en interpretar a su cliente y conceptualizar sus necesidades para darles forma por medio de estrategias de acción ofreciendo resultados eficientes y sostenibles económicamente. El arquitecto maneja como prioridad un programa de necesidades del cliente, por lo cual es quien mejor conoce las necesidades espaciales de su proyecto.
El arquitecto produce planos y especificaciones seleccionando materiales y terminaciones, en función de su calidad, belleza, durabilidad y costo. Maneja una amplia gama de materiales para elegir, crear y combinar colores, texturas y formas para diseñar. Puede ofrecer, en función del presupuesto muchas alternativas. Conoce el mercado de la construcción, por lo que nadie mejor para aconsejarle sobre materiales, acabados, y propuestas confiables de contratistas y proveedores.
El arquitecto sabe priorizar las decisiones, necesidades y requerimientos del cliente, ajustando las soluciones tomadas a la normativa vigente y a los requerimientos de seguridad en materia de edificación. Por tanto, nadie mejor que él para confiar la gestión integral de su proyecto. Durante el proceso de la obra, el arquitecto se asegura que los trabajos se realicen de acuerdo al proyecto y soluciona los imprevistos. Además, cuenta con la garantía del Colegio de Arquitectos que vela por la seguridad y calidad de su obra y los intereses del cliente, buscando que el proyecto real sea fiel a la calidad y exigencias del proyecto.
Además de concebir proyectos, el arquitecto está capacitado para ejecutarlos según las técnicas constructivas más adecuadas y resolver aquellos problemas técnico-constructivos inherentes a cada proyecto. El arquitecto con sus conocimientos y experiencia en diseño, reúne las mejores condiciones para presentar alternativas. Un proyecto bien diseñado y materializado constructivamente será más sostenible y requerirá menos costos de mantenimiento.
El arquitecto planifica y programa el desarrollo de una obra en todas sus etapas, puede prever cosas que probablemente el cliente no tomaría en cuenta y ejecutar otras que no sabría cómo enfrentar, por ejemplo, detectar posibles problemas relacionados con la normativa oficial y coordinar la labor de especialistas en proyectos complejos. El arquitecto tiene la habilidad necesaria para dirigir y administrar la ejecución de una obra, asesorando al cliente para la elección de presupuestos y supervisando el avance y la mano de obra.
El arquitecto conoce bien los trámites municipales y la gestión administrativa de cada proyecto. Lo que permite facilitar los trámites y podrá gestionar las licencias, los seguros vigentes, el cumplimiento de normativas. Conviene que estas gestiones las realice el propio técnico para que el cliente no tenga de que preocuparse. Podrá diseñar una vivienda que cumpla con todas las leyes de calidad, sostenibilidad, seguridad, etc.
La ventaja de manejar un presupuesto es conocer cuánto se gastará, como se utilizará el dinero y evitar así gastos imprevistos. La planificación de la obra y la definición del proyecto son claves para evitar desviaciones de presupuesto. Nadie mejor que el arquitecto para llevar el seguimiento del cronograma de los tiempos de cada una de las etapas del proyecto y de la obra.
El buen diseño y la buena construcción aportan un valor agregado, es decir, mayor valor inmobiliario a una propiedad. La ventaja de contar con los servicios de un arquitecto permite adoptar soluciones mucho más eficientes, para optar a una alta calificación energética que contribuya a un mayor ahorro energético y económico para el cliente. Esto aportará un valor añadido a su vivienda, local, edificio o proyecto.
www.arqomarquitectura.com
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